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Adiós, Monseñor: Matar al mensajero

Arlequín Teatro presenta la obra escrita, dirigida y adaptada para la escena por José Luis Ardissone, en una puesta semimontada con 14 actores que finaliza sus funciones este fin de semana.

El gobierno paraguayo es un talentoso prestidigitador de la memoria: sólo por motus propio uno puede descubrir la historia que se encuentra detrás de la cortina de medias tintas. El arte ha sido siempre una herramienta no sólo para sacar a luz la verdad, sino para mostrarla más allá de los simples y duros datos.

La Pascua Dolorosa es uno de esos eventos de los cuales simplemente no se habla. En la Semana Santa de 1976, durante la dictadura stronista y bajo la excusa de capturar a la Organización Político Militar (OPM), el gobierno nacional realizó detenciones en todo el país a través de las cuales se desmanteló la Ligas Agrarias -organización campesina de inspiración cristiana-, terminando con un saldo de más de 400 presos, 200 torturados, nueve desaparecidos y otros muertos en tortura.

José Luis Ardissone toma este suceso como punto de partida para el relato de su libro Las Bodas del Diablo y otros Cuentos llamado Adiós Monseñor, al igual que esta puesta de formato semimontado que toma el escenario propio del autor que además se encargó de dirigirla.

14 actores se presentan en un escenario completamente negro con 13 sillas negras, excepto una más notable de tinte eclesiástico donde se ubica el protagonista, el monseñor, frente a un círculo rojo que focaliza puntuales momentos de la obra.

Los actores que forman parte son Derlis Esquivel, Wilfrido Acosta, Marcelo Buenahora, María Liz Barrios, Alma Quiñónez, Eliane Marín, Shirley Quesnell, Javier Solís, Matías Martínez, Ariell López Sabino, Alejandro Ramírez, Marcos Moreno, Tania Vargas, José Luis Ardissone, y la voz de Adolfo Lird.

Llama la atención el formato semimontado, no muy habitual dentro de la cartelera local. Esta configuración de puesta queda en el intermedio entre realizar la obra con todo lo que eso conlleva y el teatro leído: el texto interpretado por momentos es leído, por momentos actuado de memoria, incidiendo luces, sonidos, vestuarios y acciones teatrales puntuales en momentos precisos.

La propuesta de Adiós Monseñor tiene un tinte hasta podría decirse brechtiano. La puesta despojada y elementos disonantes hacen que la importancia no esté en caer en la vorágine de emociones -aunque en ciertos momentos es inevitable-, sino distanciarnos para enfocarnos en los hechos que rodearon el suceso.

El texto es llevado a escena casi a cabalidad. La narrativa es asumida por prácticamente todos los actores en escena; pasa por cada uno de los habitantes del pueblo de forma particular y de coro, al igual que los diálogos en el que yacen las acciones puntuales. El protagonismo de la obra es llevado por Derlis Esquivel, con una importante fuerza escénica principalmente por su profunda y desarrollada voz que inunda la platea.

Mediante un conflicto al estilo Un Enemigo del Pueblo de Ibsen, en el que la turba iracunda intenta matar al mensajero por lo problemático del mensaje, se indaga en detalles que otros autores dejan fuera: más allá de la condena social por asociar a ciudadanos con tendencias de izquierda, parte del hecho también estuvo asociado a la homofobia. Ambos puntos siguen fuertemente vigentes en nuestra sociedad para descalificar y/o atacar. 

Este relato de Ardissone es otra pieza en el rompecabezas que ayuda a recuperar parte de nuestra memoria,

Adiós, Monseñor finaliza sus funciones este fin de semana, viernes 6 y sábado 7 a las 20 H. y domingo 8 a las 19 H. en el Arlequín Teatro con entradas a 75.000 Gs. Las reservas se pueden realizar al 0992 442152.

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