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Las Locuras del Mariscal: Prohibido tocar el Rojo

Tras una primera función incidentada y una segunda función con gran concurrencia, te traemos nuestra reseña de la obra que ha iniciado un gran debate sobre la libertad de expresión y las figuras heroicas nacionales.

La obra tiene como protagonista al cuidador de un teatro importante, en medio de sus peripecias destruye el teatro y al recuperarse se encuentra con un traje de mariscal, una vez puesto empieza a jugar a ser soldado, se va a entusiasmado y alucinando de manera divertida.

La pregunta del millón que tienen muchos sobre esta obra es ¿Se trata de López o no?, y también si ¿Critica al mismo o no?. La respuesta es que No, el actor no interpreta a Francisco Solano López, pero Sí aborda una crítica hacia el mismo, mostrando características sobre Solano no ajenas al conocimiento público y que es realizada partiendo desde el «Clown», con la inocencia e inteligencia que caracteriza a este estilo teatral.

En cuanto a la puesta en escena resalta como con elementos simples y bien distribuidos se puede dar un toque estético, más cuando todos los elementos son funcionales y eso se va revelando conforme avanza la obra. El uso de audios sincronizados es bastante importante para la obra y su coordinaciòn fue casi excelente excepto por un solo momento pequeño.

Si bien la obra lleva un gran ritmo de comedia desde su inicio, mantiene una excelente interacción con la audiencia, encontramos por momentos baches que bajaban este ritmo, especialmente notorios entre las transiciones de escena a escena, algunos Gags que no aterrizaron o la duración de un momento específico relacionado a la iglesia. Pero a pesar de estos detalles el público se mantuvo expectante, alegre y participativo.

En cuanto a las actuaciones, Anuncio Galeano (Garabato) nos muestra lo que mejor sabe hacer, e impresiona la facilidad que tiene con el humor físico logrando que se entienda cada uno de los chistes con gestos, muecas y diminutos sonidos cuando son necesarios. A Garabato lo acompaña el pequeño actor Joaquín Galeano y su clown “Bodoque” quien con su simpatía, inocencia pero al mismo tiempo picardía, se robó el cariño y carcajadas de todos los presentes, también con un dominio escénico y facilidad de manejo corporal destacado para un niño de su edad, ganándose así ambos ovación de pie al final de la obra.

El teatro desde sus principios ha tenido y siempre tendrá un fin social, siendo obras como estas (que de seguro ni siquiera tenía en sus planes semejantes reacciones), las que ponen en evidencia, (gracias al grupo de patetipatriotas), la poca estabilidad de nuestra sociedad y de nuestra democracia entorno a un debate cuyo eje de giro fue la libertad de expresión, ampliándose y tocando el tema del arte como medio de expresión (con el lastimero “¿Que se creen ustedes los teatreros?” de Clari Arias), el cuestionable honor militar, el significado de los héroes de la patria y si nos hace menos patriotas cuestionar o no el actuar de estas figuras nacionales. Algo para pensarlo y analizarlo como público inteligente.

La obra Las Locuras del Mariscal finalizó sus funciones el Jueves 14 de Junio pero según informaciones del elenco, estarían regresando pronto para más funciones.

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