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Los Amantes de la Casa Azul: La rebeldía del romance

El Arlequín Teatro inició su temporada oficial 2021 con la obra escrita por Mario Diament, que aborda el romance clandestino entre Frida Kahlo y Leon Trotsky.

La puesta -que nos hizo esperar un año para su estreno- abre las puertas del Arlequín Teatro llenándolo de flores, papeles y colores intensos desde el foyer al escenario, generando un clima inclusive de fiesta.

Ya en sala, durante la espera, se proyectaron dos vídeos introductorios: uno en homenaje a la fallecida actriz Myriam Sienra; y otro que nos brinda un pantallazo de quién fue Frida Kahlo, aunque difícilmente alguien pueda decir que nunca ha escuchado su nombre o al menos visto su imagen. Es divertido constatar el fanatismo del público en torno a la figura de Kahlo: en la platea había espectadores con flores en el pelo -imitando su peinado-, con remeras de su rostro impreso o con prendas coloridas o floreadas.

Volviendo al escenario, la obra inicia con sus cuatro icónicos personajes saliendo por turno y tomando posición en unas sillas de madera. Son ellos mismos quienes entrelazan sus perspectivas relatando el primer encuentro entre los liberales y apasionados Rivera con los fríos y conservadores Trotsky, dos relaciones abismalmente diferentes dentro de un contexto histórico que comprendemos gracias a las referencias históricas del texto de Diament. Cuatro individuos, dos parejas, dos partes del mundo con culturas incompatibles. 

Natalia Sedova, esposa de Trotsky, es interpretada por María Celia Villagra. Natalia, en la pluma de Diament, es una mujer segura en sus convicciones: dice conocer a su marido como la palma de su mano, es fría como un témpano de hielo y se la siente cansada de espíritu y calculadora ante cada paso a dar, posicionándose como una simple espectadora de todo – lo que va transformándose hacia el final de la obra.

Gustavo Illutovich hace una interpretación osada de Leon Trotsky, un personaje al que probablemente nunca imaginariamos en las situaciones que nos plantea la obra si no fuese porque sabemos que tuvo ocasión de caer a los pies de la gran artista. Ilutovich cautiva con una gran caracterización desde que pisa el escenario, pero destaca especialmente por sus momentos en solitario, con soliloquios que nos revelan la verdad del personaje y su vulnerabilidad frente a la fascinación que le genera Frida.

Héctor Silva interpreta a Diego Rivera, un pintor cuyo trabajo como muralista le ha dado fama internacional, aunque es recordado masivamente por ser el eterno amor y desamor de Frida. Silva aborda a este personaje con un perfil manipulador que juega entre el canchereo a sus invitados, sus ganas de marcar una presencia amenazadora y sus … como método para conquistar a las mujeres, incluyendo a Frida. Es de destacar el trabajo corporal de Silva: teniendo en cuenta el sobrepeso de Rivera, su corpulencia se presenta no sólo en lo holgado de su vestuario, sino que se vuelve palpable en la calidad de movimiento.

Finalmente Jazmín Romero, con el desafío mayúsculo de traer a escena a Frida -ella misma ha dicho en una entrevista: ”Todos creemos conocerla y aún así sigue siendo un enigma”- presenta un jugado trabajo de exploración de personaje: lo dibuja con una tosquedad, un desgarro y una irreverencia con la que logra comandar sus escenas compartidas, sumado a un notable trabajo corporal en su caminata -que sostiene durante todo momento- y una gran complicidad en la mirada con sus compañeros.

Jose Luis Ardissone hace presente a La casa azul de forma sintetizada: dos muros texturizados cuyo color azul abarca el piso y los muebles, dejando sólo un círculo blanco en el centro de la escena que potencia los efectos de iluminación propuestos por Santiago Schaerer. El diseño de luces puntualiza y enmarca ciertos momentos dramáticos importantes y señala los cambios de locación. El vestuario de Alejandra Ardissone arropa a los personajes en tonos grises y azulados, exceptuando a la protagonista cuyo diseño destaca con colores y elementos del folklore mexicano.

Los Amantes de la Casa Azul es una compleja historia que nos interpela sobre el amor, las relaciones y los temas que las rodean, como la fidelidad, la edad y las convicciones. Aborda lo desencajado que resulta para un mundo patriarcal las mujeres fuertes y con una perspectiva poco convencional -un tema ya abordado por Diament en otros textos, con los personajes de Lou-Andrea Salomé en Por Amor a Lou y las tres hermanas de Moscú-. En Los Amantes, aprovecha el contraste de sus personajes para abordar dos formas de machismo diferentes, uno más estereotipado y otro de apariencia más benevolente.

La obra continúa con funciones los viernes y sábados a las 20 hs. y los domingos a las 19 hs. con entradas a 75.000 Gs.

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