Inside the World’s Hardest Prisons es una serie documental disponible en Netflix, cuyo formato propone que el periodista británico Raphael Rowe, ingresa a las prisiones que recorre alrededor del mundo, mostrando la vida dentro, principalmente desde la perspectiva de los prisioneros, y otras personas del sistema penitenciario. En este caso han aterrizado en lo que ellos mismos llaman “La Carcel mas peligrosa del mundo”, Tacumbú.
Que Tacumbú es un desastre, no es nada nuevo, pero sí podemos verla de una forma algo distinta esta vez. Varios canales nacionales ya han hecho especiales sobre la prisión, pero también hay cosas que han dejado fuera, principalmente por no abordarlo desde la particularidad de vivir adentro.
Al inicio de la serie, ingresamos al pabellón D, aparentemente el único que es financiado por la iglesia católica, donde las decisiones las toma, de forma poco ortodoxa, un presidiario con otras reglas particulares que te mantienen dentro. Cabe resaltar que el condenado que maneja el pabellón fue en su momento un narcotraficante, que lanza en un momento una frase al estilo “El Padrino”, y que podemos escuchar de su propia boca que es uno de los que (supongo pocos) en mejores condiciones dentro de la prisión. De hecho es como que dentro se habla de un sentimiento de “estamos mucho mejor que otros”, en relación a los que están en los pasillo, librados a su suerte.
La honestidad sobre nuestros kilombos.
Lo que más me sorprendió fue realmente la “honestidad” que podemos ver dentro de lo que plantea el documental y pongo lo anterior entre comillas, porque también se ve que omiten muchas cosas, y de eso hablaré más adelante. De igual forma me parece hasta raro que se haya dejado ingresar a una producción internacional para mostrar al mundo que como protocolo de ingreso a la prisión, uno simple y solamente pasa por un detector de metal.
En el material se aprecia como para las autoridades la única prioridad es intentar mantener a la gente adentro, y que en su interior que pase lo que tenga que pasar. Un ejemplo de esto es el hecho que la cena se sirve a las 5 PM, porque de darse más tarde no hay Dios que proteja a los que trabajan en la cocina, que el jefe de seguridad ve cómo se bambolean cuchillos frente a él y hasta luego explica directamente cómo los prisioneros lo hacen.
La economía del Infierno
Una imagen que podría retratar un infierno. Existe una economía particular y me refiero a que todos sabemos que en las prisiones se da el micro comercio de objetos, favores, drogas y hasta formas de seguir haciendo crímenes en el exterior, pero al menos yo nunca me imaginaría que podría existir directamente un mercado, con restaurantes, lavandería, confitería, un técnico en computación y habitaciones como si fuera un hotel. (Si,vean el documental)
Podemos decir claramente que nuestra principal prisión es muy representativa de nuestro país, la tremendamente evidente diferencia de clases, donde las clases altas están ahí, en amplia mayoría, por todas las razones equivocadas y por el dinero sucio que recibe de los crímenes que comete. También no hace falta tener dos dedos de frente para poder ver que nada de lo que hablamos debería de estar permitido y que si está permitido, al igual que en la seguridad paraguaya, es porque no se puede controlar o bien porque el dinero pasa y transa.
Ellos vienen para esta presos
La peor frase de todo el documental sin dudas es dicha por el jefe de la prisión ”Nosotros queremos un centro de rehabilitación, pero la gente de la justicia nos dice que ellos vienen para esta presos…”. Claramente si estás de acuerdo con esto, es por una falta completa de humanidad, y deberías de estar un poco preocupado porque 1.700 de estas personas han sido no solo privadas de su libertad (lo cual es lo debido), sino también el estado les ha quitado su humanidad, incluso varios están allí sin siquiera una sentencia. Muchas de estas personas que no han tenido una oportunidad de rehabilitación, y que han tenido que batallar por su supervivencia sin la más mínima posibilidad de dignidad, podrían tener una libertad condicional por los problemas sanitarios que estamos teniendo, así que si no te queda claro porqué es importante la rehabilitación, no sabemos cómo podemos ilustrarlo de una mejor manera.
El show y lo que escondieron
Sobre la tendencia que se ha generado en redes, nos sorprende como, aparentemente, buscaron al preso más lindo, blanco y hasta caracterizado para contar su historia como un tatuador y que se gana cámara hasta en momentos innecesarios. Pero hablando de cosas mas importantes, me impresionó cómo solo en un solo momento se menciona, muy por arriba, el tema de las habitaciones privadas, solo cuando un hombre recibe delivery de comida, en un lugar claramente más privado. Puede que ni Don Netflix se haya querido meter con gente tan densa.
Inesperadamente dentro del documental hay, lo que parece una fantasía extraña y absurda en medio, el show del boxeo sudamericano en una prisión, donde salió campeón, el interno en ese momento, Pantera Moray, que fue noticia en varios medios por su superación y que ese mismo año recibió su libertad condicional.
Para terminar sobre este tema, si bien nada cambiará con este documental, la atención generada a nivel internacional y especialmente nacional ha logrado aunque sea un efecto de visibilizar esta gran bomba de tiempo que tenemos entre manos, un ejemplo de esto es que, “casualmente”, hoy a Mario Abdo se le ocurre subir y dar importancia a la nuevas prisiones que están siendo construidas, pero que no tienen ningún punto si no apuntan a la rehabilitación si no se limpia el sistema de justicia.
El documental está disponible en Netflix y forma parte de la cuarta temporada, siendo este el primer episodio.