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A Quiet Place 2: Misma fórmula, menos emoción

El director John Krasinski presenta la secuela de su exitosa ópera prima, con Emily Blunt como nueva cabeza de la familia Abbott.

La cinta trata sobre cómo Evelyn y sus hijos sobrellevan la muerte de Lee, el padre de la familia, mientras escapan de monstruos con oídos súper desarrollados que asesinan todo lo que se pone en su camino. 

La escena inicial funciona como “precuela” al presentar el inicio de la invasión de estas criaturas, pero esta información nos sirve únicamente para introducir al personaje de Cillian Murphy que funcionará como nuevo man lead, además de ser la única secuencia en la que podemos ver nuevamente al personaje de Krasinski. Esta escena inicial y la continuación de la narrativa en tiempo presente abrió un debate interesante, al plantearse que la secuela podría existir perfectamente sin su antecesora ya que brinda información suficiente para entender a las criaturas y su método de funcionamiento. 

La atmósfera de la película funciona por el asombroso trabajo de diseño y producción de sonido que alterna el ruido del mundo exterior con el silencio total en el punto de vista de la hija. Este juego de mundos sonoros establece los momentos de tensión, “sacando” el sonido en momentos estratégicos para aumentar el suspenso. 

Normalmente se espera de una secuela que introduzca un elemento nuevo en la historia, algo que cambie la dinámica de lo anterior y complique una situación que los personajes ya pensaron que tenían resuelta. Eso no ocurre en A Quiet Place 2 lo que, personalmente, le quita “la sorpresa”. En la primera película, la forma de poder asesinar a las criaturas era un misterio, lo que generaba la curiosidad y la expectativa de cómo los personajes podrían sobrevivir a tal ataque. En la segunda película, no existe algún tipo de upgrade en las criaturas o en la historia en sí: los personajes se encuentran en el mismo punto sólo con la diferencia de que saben cómo inhabilitar a las criaturas, eliminando ese juego con el espectador por adivinar qué va a pasar. 

Aunque la forma de introducir al personaje de Murphy fue inteligente y dinámica, para cuando llegamos a la narración del tiempo presente el personaje no llega a aportar nada significativo, cuestionando un poco la necesidad de un protagonista masculino cuando Emily Blunt perfectamente podía seguir y llevar la historia sobre sus hombros.

Como secuela, A Quiet Place 2 entrega el mismo nivel de suspenso de la primera, con actuaciones buenísimas y casi los mismos elementos que hicieron un éxito a su antecesora, pero con excepción de la novedad y la sorpresa que la vuelven mucho menos entretenida. 

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