Esta ficción alemana creada por Baran bo Odar y Jantje Friese, es una de las series más vista de Netflix en los últimos tiempos y ha llegado a su fin este fin de semana suponiendo un cierre total al ciclo de una historia confusa y fascinante que todos disfrutamos ver.
De por sí, desde la primera vez que todos vimos Dark coincidimos que la serie era muy compleja con la trama temporal y el enorme número de personajes y sus distintas versiones. Al final de la segunda temporada, el desarrollo de lo que todo lo que pasa y lo que implica durante la tercera temporada ha añadido otro nivel de complejidad, muy alto. Sobre todo de una forma bella y con posibilidades de asombrarnos, como siempre. En esta temporada todo el guion es bien aprovechado, a estas alturas ya se suman nuevos enigmas y las piezas de un inusual rompecabezas van encajando poco a poco en su lugar.
En las otras dos temporadas, los creadores ya habían apostado muy fuerte en la riqueza misteriosa que caracteriza a Dark. Por esta razón, los atrayentes giros de tuerca es probablemente lo más inesperado, más de lo que se acostumbra mostrar en esta ficción alemana. Y en la tercera, por supuesto, sigue siendo fascinante sobre todo cuando ves cada uno de sus episodios sin pestañear, muy atento a los saltos constantes (y confusos) de su interesante pero complicadísimo guion para no acabar tan confundido como sus protagonistas.
Dark posee una planificación visual hermosa y serena, pero firme. Los montajes musicalizados falsamente apacibles y un foco puesto en un gran reparto coral con personajes desechos y rotos. Muy pocas series han mostrado personajes tan trágicos, DARK ha sabido retratarlos a la perfección, como Ulrich o el mismo Jonas.
Para esta temporada volvemos a tener la pantalla dividida en distintas ocasiones. A sí como también la bien lograda voz en off de los personajes. Nos encontramos con algunos planos secuencia un tanto imprevistas, y también la cámara lenta que intensifica la hipnosis.
A las transiciones entre escenas, tenes que prestarle mucha atención. Si, quizás en las temporadas anteriores un pequeño sonido en el instante de cambiar de unas a otras subrayaba la naturaleza de ese cambio. Ahora, todo eso se combina con una nueva situación de mayor complejidad.
A los que siguen recién la serie, tal vez les resulte en una confusión fastidiosa, ya que no llegarían a enterarse de lo que sucede. Pero, les aseguro que en cuanto vean los capítulos y entiendan bien, sin dudas recordarán a Dark y a su tercera temporada, entre las obras más fascinante que han podido ver en Netflix.
La tercera y última temporada de ‘Dark’ es el alucinante desenlace de una serie que muestra un final que va más allá de los conceptos de espacio y tiempo. Después de llegar a un desconocido y nuevo mundo, Jonas intenta averiguar qué significa para su futuro esta nueva versión de Winden. Y aquellos quienes se han quedado en el otro mundo alterno deben hallar la forma de romper el ciclo que ahora pliega el tiempo y el espacio.
DARK es sin dudas probablemente la mejor serie del año que presenta a dos mundos, luz y oscuridad; y siendo el centro de todo, una trágica historia de amor de dimensiones increíblemente épicas.