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Ma Rainey’s Black Bottom: Una batalla por la dignidad al ritmo del blues

Por su nombre en español, “La Madre del Blues”, es una película basada en la obra de August Wilson sobre la popular cantante, protagonizada por Viola Davis y Chadwick Bossman.

La producción de esta película arranca gracias a Denzel Washington, quien se lanzó a negociaciones para llevar a la pantalla grande las obras de August Wilson, dramaturgo negro que se ha encargado de llevar a un nuevo nivel las historias de la comunidad negra estadounidense. Este dramaturgo ha brindado gracias a sus obras un espacio enorme para que actores negros puedan establecerse con personajes trascendentes, llegando a importantes escenarios e inclusive a la pantalla grande.

Un ejemplo de lo que se ha logrado son los Premios Tony ganados tanto por Wilson como por los actores que han interpretado sus personajes; y recientemente múltiples nominaciones de la Academia de Cine, sin olvidar el Oscar a Mejor Actriz de Reparto para la gran Viola Davis por Fences.

Cuando Ma Rainey, la «Reina del Blues», graba su nuevo disco en un estudio de Chicago en 1927, se disparan las tensiones entre ella, su agente, su productor y sus compañeros de banda.

A diferencia de la mencionada Fences, esta nueva adaptación de la obra de Wilson abandona un poco más el sabor a teatro gracias a la dirección de George C. Wolf, quien suma más peso a lo visual a lo largo de la producción. Aún así es difícil despegarse del texto cuando está tan bien escrito, es por eso que en algunos momentos todavía hay escenas sostenidas puramente gracias al mismo.

Uno de los principales atractivos para ver este filme sin duda es el protagónico de Viola Davis, quien ha sufrido una enorme transformación física para poder interpretar a la Madre del Blues, cambio digno de la estrella de Hollywood – algo que tanto atrapa a los espectadores y especialmente a la Academia. Y si bien la transformación de Davis captura y va más allá del simple aspecto, se adapta gracias a esta actitud particularmente especial que conquista con su personaje y la verdad de su mirada.

Chadwick Bosman brinda su último trabajo en vida, y sin dudas nos atrevemos a decir que es su mejor interpretación. Vemos al actor con una transformación tal vez no tan impactante como la de Davis, pero efectiva dentro de la configuración de su personaje que simplemente se roba la película, dejándonos con un dolor que se comparte entre las injusticias que vive su personaje y la tristeza de no poder ver más trabajos de este intérprete.

Un diseño de producción encerrado en un estudio de grabación, coloreado por la fotografía en tonos sepia -como fotos antiguas que podemos encontrar hoy día de los tiempos de Ma Rainey’s y su banda-, marrones que nos contextualizan en el calor como factor de presión dentro de un caldeado ambiente en una escena sumamente cotidiana que denuncia diversos temas y hasta ingresa un desliz de diversidad interesante para la época.

La película ficciona la historia de una de las primeras cantantes negras profesionales, aunque realmente este icónico personaje es principalmente un puente para abordar una lucha de poderes que hasta hoy día es un punto de discusión especialmente dentro de la sociedad americana, aunque no exclusivamente. Dentro de esta historia podemos ver cómo los diferentes personajes se enfrentan y relacionan con la opresión racial de su época en distintos niveles y de distintas formas.

Sin duda es una película que apunta a aparecer en la temporada de premios y que casi se podría decir es un Oscar asegurado para Boseman, y mínimamente una nominación para Viola Davis.

La película está disponible en Netflix

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