La última entrega de la trilogía “Tres Tristes Tramoyas” de Santiago Filártiga Lamar se estrenó bajo la dirección de Nelson Arce con un elenco de lujo.
Al pueblo, pan y circo. Aunque nuestro gobierno sólo es bueno en proporción a lo segundo: un gran espectáculo -ni siquiera bueno-, grande tal vez, pero lleno de hilachas visibles. Un circo de cartón y tela es el escenario que nos propone Misión Cumplida para retratar una de las mayores peripecias en la historia de nuestro país: la caída de la dictadura y llegada de la democracia -comillas, comillas, infinitas comillas-.
Misión Cumplida es la tercera de las “comedias tristes” de Santiago Filártiga Lamar, cerrando esta serie antológica en la cual se encuentra también En lo de Astrea y A la Luz, todas presentadas y subidas a escena en los últimos años. Filártiga tiene muy buena mano para retratar la realidad paraguaya en tono de sátira, siendo éste su trabajo de dramaturgia más sólido entre las tres obras mencionadas.
Un material minado de figuras controversiales, referencias históricas y sociales, los hechos públicamente conocidos y hasta rumores que viven en el imaginario colectivo: no confirmados, pero probables. ¿Qué tanto pueden afectar los egos, las relaciones y el chisme de pasillo al gobierno de un país tan pequeño e institucionalmente débil?
El vestuario cuidado, limpio y ordenado de los actores – tanto, que se ve y siente como un vestuario performático- combina con el concepto general de la puesta: un show armado, en una colorida pista circense que además de brindarnos contenido simbólico, genera una atmósfera onírica y oscura, utilizando toda la Sala García Lorca jugando con diferentes entradas y niveles.
Probablemente nos encontramos con el elenco más fuerte del año, en que cada intérprete aborda un personaje fundamentalmente perverso. Se ve, en la creación de cada uno de los personajes, la caricatura que forma parte del imaginario popular.
Regina Bachero interpreta a una reina caprichosa y decrépita, entumecida frente a la realidad que la rodea desde lo alto de su trono: el humor no sólo se da por el porte que adopta la actriz sino también por sus disparatadas acciones e intervenciones.
En Misión Cumplida tenemos la oportunidad de ver a varios ganadores del Edda: entre ellos Natalia Cálcena, en el papel de una pusilánime coronel cuya gestualidad y movimiento incómodos son no sólo cómicos sino simplemente cautivantes; y María Liz Barrios, ganadora del Edda a Mejor Actriz de Reparto, representa la figura de una glamorosa espía -al estilo de una Black Widow- jugando entre la sensualidad y abruptos momentos de dureza en que la actriz saca partido de su gran ímpetu de voz.
Augusto Toranzos, ganador del Edda por Actor de Reparto y el gran Silvio Rodas, ganador como Actor Principal, destacan por sus muy claras caracterizaciones tanto externas como internas, retratando estas figuras con una avasalladora energía que nos conecta profundamente con la farsa.
Finalmente Víctor Sosa Traverzzi, Anuncio Galeano y Gabriela Cubilla -los dos últimos representando la dureza militar- manejan tintes más naturalistas y serios, siendo las caras de una nueva realidad que se va desenmascarando conforme avanzan los sucesos de la obra.
Nelson Arce, cuyos trabajos se asocian principalmente con el Teatro del Absurdo con su puestas de Fernando Arrabal -entre ellas El triciclo, nominada a 7 Premios Edda-, nos entrega en Misión Cumplida una comedia grotesca frenética. Arce no se limita al texto, sino que lo expande a través del movimiento escénico y recursos muy visuales, con símbolos contundentes que inciden en generar humor.
“Cambiaron las cosas. Siempre fui yo y nadie más que yo”
Al salir de la obra nos preguntamos: ¿debemos reírnos de la situación horrible que se nos plantea en escena? ¿Podemos hacer algo más? ¿Votar? ¿Protestar? ¿Seguir?
La obra tiene tres últimas funciones este fin de semana en la Manzana de la Rivera.