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Pedro y el Capitán: La paradoja del torturador torturado

Teatro Papel presenta la adaptación de la novela de Mario Benedetti, bajo la dirección de Mafe Mieres, protagonizada por Joaquín Díaz Sacco y Pablo Fuster.

El estreno de esta puesta, 3 de noviembre, que sigue siendo “Fecha Feliz” para algunos pocos, pero que en el sentir popular tiene un trasfondo tan oscuro como el tema que aborda esta puesta, originalmente pensada para ser realizada en el museo de la memoria, pero que finalmente tomó forma en la Sala La Correa, abriendo oficialmente sus puertas al público tras la pandemia con importantes renovaciones y regulaciones para cuidar la salud de todos los asistentes. 

La puesta es una adaptación de la novela del escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti, que trata sobre la relación entre un torturador y su víctima. El propio autor describe su obra como «una indagación dramática en la psicología de un torturador. La distancia entre ellos es, sobre todo, ideológica y es quizá ahí donde reside la clave de otras diferencias, que abarcan la moral, el ánimo, la sensibilidad ante el dolor humano, el complejo trayecto que media entre el coraje y la cobardía, la brecha entre traición y libertad».

El espacio se reduce a una mesa y dos sillas como elementos principales en escena en lo que se percibe como una sala de interrogación oscura, con un efectivo trabajo de iluminación por parte de Martin Pizzichini representado principalmente por una lámpara sobre los protagonistas que creaba intimidad e intimidación. Así también resaltamos la muy acertada decisión de utilizar cambios de luces para marcar las transiciones de escenas y saltos del tiempo acompañadas de la musicalización de Ronald Von Knobloch creando tensión sobre todo en los momentos de silencio que indicaba lo que ocurría en la narración entre escena y escena, la tortura que se vivía (como el sonido de la picaña eléctrica), sin recurrir a una cuestión gráfica y explícita que incluso permitía a la audiencia conectar aún más con los personajes. 

En referencia a la caracterización, por un lado observamos un personaje en tonos oscuros y grises más neutros, sobre todo en el de Joaquín que representaba al torturador en una posición de “superioridad” con un traje holgado para lo que es el talle del mismo, tal vez porque el cargo también le queda grande; y por otro lado, tonos, patrones y el corte en vestuario que nos llevaban más al pasado en el torturado, Pablo Fuster, quien  ya desde un inicio de la puesta nos regala un momento sumamente fuerte al ingresar el mismo a escena y colocarse una bolsa de arpillera sobre la cabeza con la que transcurren los primeros minutos sin poder verlo directamente más allá de sus reacciones en expresión corporal. Sobre estos puntos resalta el trabajo de Maquillaje de Verónica Cabañas especialmente en el torturado con simulaciones de moretones colocados en lugares estratégicos, detallados y realistas, llegando a representar hasta la marca de los grilletes de los pies, pero destaca ya a simple vista en el rostro amoretonado con sangre, golpes, el cabello mojado del sudor y incluyendo elementos dentro de la boca, hasta incluso escupir sangre, generando incomodidad y un fuerte impacto visual en el espectador. 

Hablando de las actuaciones vemos un correcto acompañamiento y conexión por parte de ambos intérpretes, tomando un mayor protagonismo al inicio, Joaquín Díaz Sacco, quien con una excelente dicción, manejo energía dentro del texto y movimiento nos presenta a “El Capitán”, un hombre que se jacta de su capacidad de persuasión para obtener información de las víctimas sin incurrir a las agresiones físicas hechas por el mismo, que a lo largo de la narración busca mostrar su lado ideológico y humano. 

Pablo Fuster quien lleva el mayor peso emocional durante toda la puesta representa un preso político torturado al que se quiere sacar información, y que se niega a ceder ante la tortura psicológica del capitán, planteando lo que podría ser considerado hasta un trabajo de psicoanális inverso. Fuster sorprende con un desdoblamiento de personaje donde encontramos a dos personas casi completamente diferentes en el tiempo, llegando a momentos emotivos y de verdad en escena que erizaban la piel, emoción que extrañabamos vivir en el teatro presencial.

El trabajo de dirección de Mafe Mieres, quien comenta haber llevado esta puesta en alrededor de 1 mes, tiempo record, muestra decisiones muy acertadas primeramente con una adaptación interesante, aunque con algunos detalles en cuanto al lenguaje de los protagonistas en una mezcla de tono neutro y paraguayo por momentos. De igual manera se destacan principalmente las decisiones simbólicas importantes que ha tomado, donde pasamos del plano más realista a uno que deja ver el mundo interior de los personajes y simbolismos que refuerzan los diferentes momentos de la obra, el enfrentamiento y las torturas, manteniendo la tensión en la sala logrando que las casi dos horas de obra pasen completamente desapercibidas.

La puesta nos trae una historia que muchos conocemos, escuchamos o que damos como cierta y vivida, pero es cuando se representan frente a uno que realmente puede dimensionar las atrocidades que la dictadura provocaba a través de los actos inhumanos de tortura. La obra nos recuerda la humanidad tras todas las partes involucradas en el proceso, divididas por la ideología puesta por encima de la dignidad, un torturador que “realiza su trabajo” y lo que “debe” hacer fuera de estar o no de acuerdo (Lo cual no lo hace menos culpable de sus decisiones) o el de poder crear simpatía, pena o alguna conexión hacia sus víctimas y por otro lado la convicción de las personas que han luchado y han atravesado por las torturas para lograr un cambio, padres y madres de familia, hijes, hermanes, personas, que prefirieron “morir vivos a vivir muertos”.

La obra se despide con una última función este sábado 3 de Noviembre a las 20:00hs. Las entradas tienen un costo de G. 50.000, las reservas (Aforo limitado, para 35 personas) podrán hacerse con nombre y apellido y Nro. de C.I., al Whatsapp al 0972-507.523. También podrán escribir a la Fan Page de Teatro Papel en Facebook.

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