Petit Teatro despide este fin de semana su segunda edición con cuatro obras escritas y protagonizadas por mujeres, en este post te contamos nuestra opinión sobre las obras del Sábado.
La Esposa de Don Fidencio
Una historia que toma varios elementos de la época de la dictadura, y nos muestra cómo estos influyen de alguna u otra manera en las familias de la época, según cuenta la autora y directora Kathya Orue, al final de puesta, el texto está basado en anécdotas contadas por su abuela. Si bien existen algunos problemas en cuanto al libreto con algunos cabos sueltos y personajes que podrían haber sido omitidos, aun así es interesante ver como se refleja en escenario las particularidades de la vida Paraguaya en una época distinta a la actual, y cómo los miembros de la familia reaccionan a los impulsos de la sociedad y los problemas que representaba la represión, sumadas a las interacción en sí dentro del círculo familiar.
Sorprende la cantidad de actores que van apareciendo dentro de la puesta, saliendo de detrás del biombo, con las actuaciones destacadas de Beto Pindu, muy creíble de acuerdo con el imaginario que tenemos de un hombre del interior de cierta clase socioeconómica sin entrar en un estereotipo, y Ana Hetter, especialmente al inicio de la obra donde su personaje vive una muy trágica experiencia.
Condenadas
Una historia que llama la atención desde el inicio por el hecho de que toma lugar en un espacio y tiempo ficticio, lo que tal vez hace que los fuertes mensajes que ostenta la ópera prima de la actriz y comediante Claudia Espínola, sean más fáciles de digerir.
Este rico libreto toma forma bajo la dirección a detalle de Juan Méndez, cuya puesta te atrapa desde la entrada a esta oscura prisión, con una imponente y sólida jaula negra en la cual se lleva a cabo prácticamente toda la obra, trabajada a detalle en el interior de la misma con elementos que remiten a un estilo post apocalíptico o medieval hasta en el diseño de vestuario extravagante, conformado con diferentes elementos unidos por una paleta de colores que se repite en todos los personajes y que se adaptan además de acuerdo a las personalidades o la función que cumplen dentro del relato, el cual es quebrado en algunos momentos con los protagonistas, dirigiéndose directamente al vacío, explicando cuales son las reglas del mundo al que ingresamos, facilitando la comprensión del contexto al que fuimos introducidos con apenas unos segundos de voz en off y que se va desarrollando y detallando mientras avanza la historia, con efectos visuales muy bien pensados y ejecutados, además de un diseño de iluminación que realza los diferente momentos de la obra.
Roxana Lezcano, resalta fuertemente en la obra, aunque al comienzo su acento puede parecer un poco extraño termina siendo totalmente justificado en el texto, y presenta un personaje firme con una gran cantidad de diálogo donde va contando sus perspectivas sobre el mundo y en los mencionados soliloquios donde impacta especialmente por su manejo de la voz y presencia en el escenario.
Jazmín Melo, a quien vemos actuar de vuelta (en un papel de peso) luego de Uropsilus, y esta vez presenta un papel diferente que muestra un lado más vulnerable como una nueva interna de la prisión que además está embaraza, lo que cobrará gran importancia dentro de la historia, tenemos a Barbie Cáceres, la más joven de las actrices y también de las internas que acompaña correctamente la escena, por último a Frank Mareco quien interpreta su personaje tan perfectamente que hace nacer en la audiencia un verdadero desprecio a hacia el guardia de la prisión y esto es clave para mantener los matices de la obra con sus diferentes entradas a escena.
Ambas obras presentan este fin de semana sus dos ultimas funciones el sábado a las 19 hs y 20 hs en la Sala Pirámide y la Galería de la Alianza Francesa con entradas a 30.000 Gs. y 50.000 gs por ambas.
