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Pozo Hondo Rapere: Un ejercicio de objetividad

Basada en “La excepción y la regla” de Bertold Brecht, estrenó en Sala La Correa la adaptación en guaraní con traducción de María Gloria Pereira y dirección de Ana Mello.

La objetividad en la era de la post verdad. Nunca antes la humanidad estuvo expuesta a tanta información: nace, muere, se actualiza, se contradice, se especula, se comprende a medias o como se quiere… ¿es siquiera real pretender ser objetivos en el mundo en este momento, encontrar algo cercano a la verdad absoluta? El experimento de Brecht, de alejarnos de la simple compasión ante las situaciones y personajes asignándonos la tarea de jueces, se vuelve igual de interesante hoy como lo fue en su época.

Los actores salen a escena a contarnos directamente lo que veremos a continuación y nos piden que nos fijemos en los detalles. Un hombre y sus dos empleados, una guía baqueana y un peón, emprenden el camino hacia un pozo petrolero a través del desierto, jugando carrera contra expediciones que buscan lo mismo luego de un camino lleno de nada. El jefe aprieta para cumplir los objetivos…  y todo terminará en tragedia. 

¿Cómo nos instalan en el desierto sin terminar engatusados y dejarnos ir? Seis cubos rosas con funciones utilitarias, telas, algún que otro atrezzo y el ejecutor del mundo sonoro totalmente a la vista nos mantienen conscientes de la escena. Mientras, en el vestuario, vemos no sólo lo largo del viaje sino los colores del desierto. 

El diseño de iluminación de Martín Pizzichini acompaña por un lado los diferentes ambientes de la árida región y, por otro lado, incide en detallar momentos clave – como enmarcar momentos de observación cuando los actores hablan directamente al público o durante el juicio.

Cualquier producción que aborde una obra épica, y más aún tomando ésta como punto específico, se enfrentará con lo musical ya que el mismo libreto trae letras de canciones. El diseño sonoro de Nahuel Mello colabora en generar ambiente y dar ritmo a la propuesta, además de cumplir su función utilitaria durante los cánticos, que en su mayoría adquirieron un estilo percusivo similar al de una murga.

Sobre las interpretaciones. Algo interesante de ver, aunque sea muy común en las propuestas teatrales actuales, es el desdoblamiento. En Pozo Hondo Rapere los actores se interpretan por momentos a sí mismos, en otros se encuentran dentro de la historia, y en otros hablan directamente a la audiencia. Meche Rivas y Ronald Maluf, por ejemplo, intercalan su participación como personajes con otros roles como el de narradores de la escena en ambos idiomas.

El protagonismo lo lleva Ever Enciso interpretando al empresario, con el gran desafío del texto en guaraní y escasas irrupciones del español (como en el jopará). Enciso entrega una presencia tosca, absorbente y peligrosa, intensificando los peligros del desierto y contrastando haciéndose el desentendido de las consecuencias de sus actos.

Carlos Ledesma interpreta al peón con una muy notable composición, un obrero con ojos de esperanza ante la necesidad. Su optimismo, dentro de la situación de cansancio y precariedad, incluso generaba risas incómodas en el público. A Jazmín Mello se la ve más suelta que de costumbre interpretando a la baqueana y guía del viaje, amable y con un toquecito pícaro, impresionando con una canción en solitario cantada de manera conmovedora. 

Arturo Arellano compone un magistrado visiblemente inepto que ejemplifica muy bien las decisiones de puesta tomadas por Ana Mello: muchas veces la direcciones en el teatro épico toman como camino la diversión de la comedia o la sátira de risa fácil (lo cual es válido), pero acá los distanciamiento son más sutiles pero igual de poderosos e incisivos, dando pie a que el espectador enfrente un contenido más sobrio de decodificar.

El guaraní es la cereza de la torta. El texto y las decisiones que componen la obra podrían resultar eficientes en sí mismas sin la particularidad del idioma, pero el guaraní brinda una conexión fuerte con nuestro contexto y un sabor particular a la hora de escucharlo, sobre todo gracias a expresiones muy propias de nuestro hablar.

La obra cuenta con el apoyo del Fondo Municipal para el Fomento y la Promoción de las Artes Escénicas.

Pozo Hondo Rapere continúa en Sala La Correa los viernes, sábados y domingos, con entradas anticipadas a 40.000 Gs y 50.000 Gs. Reservas al 0982764554.

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