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Wolfwalkers: La naturaleza de la libertad frente al deber

Tras The Secret of Kells y Songs of the Sea, Cartoon Saloon -un pequeño pero ya afamado estudio- cierra su Trilogía Irlandesa con Wolfwalkers, dirigida por Tomm Moore y Ross Stewart, llamada por muchos la mejor película de animación del 2020.

En una época de superstición y magia, en la que los lobos son considerados criaturas malévolas, Robyn, una joven aprendiz de cazadora, llega a Irlanda con su padre para erradicar a la última manada. Sin embargo, se hace amiga de uno de ellos.

Cartoon Saloon es un pequeño estudio de animación que se hizo de nombre gracias a cintas como “The Breadwinner” y las dos primeras películas de su trilogía irlandesa: “The Secret of Kells” y “Song of the Sea”. Este conjunto de filmes se centra en el folklore irlandés y principalmente en la mitología celta, de donde provienen estas historias que han sido galardonadas en varios festivales y que han alcanzado nominaciones al Oscar.

Dentro de un océano de películas industriales que luchan por conseguir taquilla en una industria cambiante, podríamos decir que es revitalizante encontrar historias delicadamente llevadas, abordando una cultura diferente y con diseño de personajes y escenarios que van más allá del trabajo computarizado al que estamos cada vez más acostumbrados.

La cinta tiene de alguna manera un poco de ese espíritu y magia de las películas clásicas de Disney que apuntalaron a la compañía donde está hoy. Esos cuentos antiguos vibrantes de encantamientos que han sido bastante desplazados por cosas que hoy en día nos son más cercanas y cotidianas. Aún así, Wolfwalker no se siente desactualizada y tampoco renuncia a tener una perspectiva presente en lo que van transmitiendo los personajes dentro de la historia. 

La ilustración y el diseño en general se mantiene muy fiel a los que ya hemos encontrado en las anteriores películas, aunque se ve un mayor desarrollo estético que en coordinación con la esencia de la historia en sí, rústica y natural, nos brinda cuadros impactantemente bellos, donde las perspectivas y los puntos de vista juegan un rol extraordinario visualmente. El filme en general parece un libro de cuentos que ha cobrado vida y ésto se siente una decisión claramente adrede.

Sobre la historia que vamos descubriendo, Wolfwalkers toma una trama simple, separando sus elementos y complejizando cada uno de ellos, ahondando los temas que entra en juego, es así que tiene varias capas para descascararse mientras uno va siguiendo la historia principal. Los tópicos dentro de este filme van desde el respeto a la naturaleza y el empoderamiento femenino, hasta las implicancias políticas de la religión en un estado que necesita posicionarse frente al pueblo para mantener el poder.

Uno de los abordajes más interesante del guión de Will Collins, es la exploración de la relación de padres e hijos, que se entrelaza con el miedo de vivir en una sociedad implacable que nos mantiene en zozobra. Pero el plato central sin dudas es la batalla entre entre los deberes oficiales y los naturales, un conflicto tan clásico como en Antígona de Sófocles, que se aborda aquí con un implacable villano quien tiene la religión en la punta de la lengua en todo momento mientras busca guardar su reputación. Una frase icónica: “Lo que no puede ser domado, debe ser destruido”.

La película está disponible en Apple TV

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