Esta es la segunda película del director Hugo Cardozo y para esta ocasión sorprende gratamente dentro del género más difícil y muy poco logrado en los cines de nuestro país, el terror.
Morgue, gira en torno a la historia de un guardia de seguridad que realiza sus servicios en la morgue del Hospital Regional de Encarnación. En este punto, el director nos muestra las características del lugar, con una iluminación muy tétrica, paredes humedecidas, corredores desolados y planos fijos a lugares recónditos del hospital encarnaceno. Y gracias a esto, cada escena tétrica del hospital regional contribuye a crear un clima realmente tenebroso.
El personaje principal de la historia es un joven guardia de seguridad, personaje bastante pintoresco que imita a la perfección al común “Churro Campaña”. Una noche tras haber quedado con su novia para ir a “visitarla” después de realizar sus compras cotidianas, comete una imprudencia fatal que marca su destino. Y en este punto, solo en ese preciso momento, el ritmo de la película se torna bastante sombrío.
El director ha sabido otorgarle a su película el verdadero tono que deben tener los relatos de fantasmas que se cuentan cotidianamente en nuestro país. Cardozo juega mucho con la culpa y el miedo a los lugares vacíos, específicamente un espacio que une tanto lo lúgubre con lo Gore. Algo que sumó muchísimo a todo el desarrollo de la película es la correcta utilización de sonido e iluminación que van creando el tono y guiando las emociones del espectador.
En cuanto la actuación de Pablo Martínez, quien desempeña el rol protagónico, sostiene una interpretación perdonable durante el filme, con momentos convincentes y otros cuestionables, pero ha hecho lo posible por representar a un joven avivado, creyendo que que «haciéndose del ñembotavy» puede zafarse fácilmente de los problemas.
Con nóveles actores, una interesante historia y un buen manejo de la tensión, Morgue resulta una buena película de terror, lo que necesitábamos en Paraguay, luego de “Gritos del Monday”. Asusta bastante. Aunque cae bastante al llevar de forma obvia a la reflexión, tal vez demasiado, entrando al campo de lo innecesariamente empanfletado en los minutos finales.
Morgue no es perfecta dentro de este género, pero tampoco es malísima, es un voto de confianza no solo a Hugo Cardozo que se reivindicó después de El Secuestro (2016), sino a un nuevo género de cine explotable en nuestro país. Claro, si se sabe explotar correctamente.
Morgue sigue en cartelera en las mejores salas de cine del país.