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Dune: El maravilloso universo visual de Villeneuve carente de corazón

El director Denis Villeneuve, conocido por obras aclamadas por la crítica como Prisoners, Arrival y Blade Runner 2049, reúne a un elenco A-list conformado por Timothée Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Jason Momoa y Zendaya para la nueva adaptación de Dune de Frank Herbert.

La primera parte de dos películas -por el momento- abarca la misión asignada a la casa de Atreides de liderar una guerra en contra del planeta desértico Arrakis. 

Siendo ésta la cuarta adaptación cinematográfica, Villeneuve regresa al “alma” del libro y se distancia de las interpretaciones anteriores para crear una maravilla visual/sonora que atrapa, envuelve y entierra al espectador en cada fotograma y en todos sus escenarios de un nivel de detalle excepcional. 

Desde el comienzo de la película, con la introducción de los personajes y del mundo en el que viven, toda la información es dada al espectador a través de una atmósfera pesada y densa acompañada por la maravillosa banda sonora creada por Hans Zimmer, quien pasó una semana en el desierto para incorporar los sonidos y captar la esencia del ambiente. 

Con una narrativa lenta, la cinematografía hace al camino por recorrer uno muy interesante: con sus colores fríos y tonos fríos, el uso de sombras y oscuridad, el director canadiense hace uso de todas las herramientas posibles para traducir la gran cantidad de información que lleva la historia a nivel visual y sonoro, enfocándose en objetos y personas que no tienen gran importancia en esta primera parte pero que deja algunos guiños para la próxima entrega. 

Sobre las actuaciones, las más destacadas son la de Chalamet y Ferguson, que comparten una química orgánica y creíble. Sus actuaciones frías y soberbias hacen que el espectador sienta mucha intriga por los personajes y el aura misterioso que los rodea. 

La adaptación del libro de Herbert tiene por desafío su enorme cantidad de detalles, casi imposible de capturar en una única película. En la versión de Villeneuve, por más que el director trató de contar más con imágenes que con diálogo, las conversaciones que contienen información importante se sienten masivas y sobrecargadas. Los personajes bombardean con la historia de las casas y los poderes como si hablaran a un público que ya conoce la historia y, en ese afán, los guiños mencionados se pierden o quedan olvidados. 

Como una película individual, se siente incompleta. El desarrollo de los personajes es casi nulo: después de casi 3 horas, es difícil empatizar y seguir enganchado con la historia y lo que va a ocurrir por los personajes. 

Las muertes de varios personajes importantes se sienten frías y vacías. La relación entre los personajes no logra captar la misma química y organicidad como ocurre entre Paul Artreides y Lady Jessica.  La cinta termina de una forma que no puede sostenerse por sí sola, no se siente que haya llegado a un punto donde todo por lo menos se entiende y reconoce las situaciones en un porcentaje alto. Lo que no tiene sentido porque la segunda parte ni siquiera estuvo confirmada hasta hace unos días, donde el factor definitivo era la recaudación global. Entonces, de no haberlo logrado, Dune como una película de una sola parte, logra algo más que maravillar a nivel visual? 

La segunda parte de Dune está confirmada para su estreno en octubre de 2023, la primera parte está disponible ahora en HBO MAX. 

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