Teatro Mbyky vuelve en su Edición Intercultural, que se ha tornado digital. Presenta cuatro obras cortas, inspiradas en los idiomas guaraní, alemán, inglés y japonés en combinación con el español, grabadas a finales del 2020 y ahora disponibles en la plataforma Passline.
Cabe mencionar que este ciclo de microteatro ha destacado siempre por ser intimista y por la utilización de los espacios de El Granel, centro cultural que ha acompañado esta actividad desde sus inicios; por lo que resulta interesante ver cómo llevaron las puestas a un lenguaje audiovisual o híbrido en la constante búsqueda de un punto intermedio entre ambos formatos, sin perder la esencia general de las obras.
Siempre Juntos
Libreto: Juan Méndez • Dirección: Juan Méndez • Actúan: Daniel Gómez, Barbi Cáceres, Olga Vallejos y Alba Guerrero.
SIEMPRE JUNTOS plantea las últimas horas de vida a las que una joven pareja de escritores se enfrenta; todo esto en consecuencia de las publicaciones realizadas por los mismos en contra del régimen opresor. Convicción, amor y pasión se combinan en la espera agónica de la inseparable pareja.
La primera obra nos entrega una propuesta bastante convencional en cuanto al uso de la cámara para narrar la historia, con un plano central principal que permite apreciar la escenografía -cuidada al detalle- apoyada especialmente por el diseño de iluminación, que tiñe toda la escena de azul en los primeros minutos y con un pequeño detalle sorpresa que hace mucho a la visual de la puesta. En cuanto a las actuaciones, destacamos la de Daniel Gómez, cuya interpretación se siente orgánica y fluida, especialmente frente a la transición entre el idioma español y guaraní. Su compañera, Barbie Cáceres, logró momentos resaltantes de verdad, si bien se la siente por momentos con un lenguaje no cotidiano. Al elenco se suman Alba Guerrero y Olga Vallejos, quien roba protagonismo con un lenguaje sumamente fluido y un ímpetu bien marcado.
Garlic Bread
Libreto: Rafa Sandoval • Dirección: Rafa Sandoval • Actúan: Joaquín Díaz Sacco, Ariel Galeano y Jazmín Mello.
En GARLIC BREAD, Julia es invitada a compartir una cena con un misterioso y carismático hombre que tiene gustos particulares, y cuyo sirviente promete al público presente, una noche inolvidable.
Desde el primer momento, Ariel Galeano sorprende con un cautivador y muy convincente personaje, cuya caracterización nos remite a personajes como Igor, combinado con Riff Raff de The Rocky Horror Picture Show, atrapando al espectador y siendo quien nos introduce y lleva el peso de la historia, incluso llamando la atención en momentos de contraescena. Joaquín Diaz Sacco hipnotiza con su poderosa y singular presencia, con un acento anglosajón absolutamente preciso. Completando el elenco tenemos a Jazmín Mello, como una suerte de doncella en peligro que viene a agregar algo diferente desde el tono actoral, sumando a que la obra vaya tornándose cada vez más excéntrica. Cabe destacar el trabajo de dirección y decisiones de cámara de Rafael Sandoval, volviendo cómplice al espectador y tomando la decisión de mantener ciertos elementos escénicos a la vista -como los caños de luces- que mantienen la esencia de teatralidad pero que por momentos evitan que te sientas inmerso del todo con la realidad propuesta.
Cucú
Libreto: Kathia Shirakawa y Marion Martens • Dirección de Eduardo García • Actúan: Fátima Flores Pompa, Eduardo García y Marion Martens.
Presenta a Clementine, conductora de un show que invita y entrevista a destacadas personalidades. Esta vez, la invitada es Gertrud Wolken, actriz de amplia trayectoria y especializada en un área un tanto peculiar.
Cucú nos presenta esta suerte de talk show cuyo libreto tiene humor con varios guiños a la cultura artística alemana. La obra presenta personajes curiosos, que van hacia lo clown y lo absurdo, enfrentando tonos actorales relativamente diferentes pero que en este caso funcionan en combinación. Marion Martens, quien además es coautora de la obra, nos brinda un personaje enérgico bien al estilo Clown -al igual que Edu García, quien dirige la puesta-, mientras que Fátima Flores Pompa otorga toques de humor a través de su actitud y gestualidad, más contenida pero igualmente potente.
La obra tiene un interesante diseño visual que apoya al relato, que te deja descolocado al inicio y que cobra sentido al final de la obra: dentro de esto, es interesante destacar el diseño completo de los personajes, no solo por la interpretación sino por la caracterización a través del vestuario y el maquillaje. Sí, al ver de qué trata la obra -con el juego del show televisivo estilo talk show-, creemos que hubiese sido bastante aprovechable hacer diferentes juegos de cámara que acompañen a la teatralidad, especialmente en un momento donde la obra pierde energía y se vuelve algo monótona, tal vez por ya ingresar al terreno de lo absurdo.
Hikikomori
Libreto: Ronald von Knobloch y Kathia Shirakawa • Dirección: Ronald von Knobloch • Actúan: Julieta Benjamín, Naohiro Ohtsuka y Kathia Shirakawa.
HIKIKOMORI muestra a Renata, una diseñadora gráfica que vive aislada hace 5 años y que invoca a un shinigami, Dios de la Muerte, para ayudarla a apagar la vela de su vida.
Casi en cada una de las ediciones de Teatro Mbyky se presenta un libreto que logra sorprendernos con una propuesta fresca. En esta oportunidad Hikikomori sorprende desde la caracterización de Julieta Benjamín, en un personaje donde se la ve casi irreconocible, serena y con buen manejo de la comedia a través de su actitud que coopera con sus transiciones a los momentos más serios de la historia; uno de ellos es cuando las cosas se encienden al lado de Katia Shirakawa, quien correctamente acompaña la escena en un increscendo construido por las dos actrices. Por último tenemos a Naohiro Ohtsuka, figura conocida por la televisión pero que en este caso entrega algo completamente diferente, interpretando a un espíritu ancestral con gran verdad en escena que resulta en momentos de tensión y risas. Finalmente cabe destacar que el japonés utilizado en la pieza, al menos para nuestros oídos inexpertos, se sintió bastante orgánico y convincente.
El libreto de Kathia Shirakawa y Ronald von Knobloch toma las diferencias culturales entre Oriente y Occidente, así como el fanatismo y desentendimiento como punto de partida para el conflicto, jugando con momentos de terror, suspenso y humor, con giros inesperados, creando expectativa e involucrando a la audiencia a que acompañe la historia hasta su fin.
Finalmente, en cuanto a la dirección de von Knobloch, es necesario destacar el uso de la música para resaltar climas muy específicos del relato, un mundo sonoro que acompaña la realidad de la escena; y la selección de planos dinámicos que te atrapan visualmente.
Sí es justo decir que tras ver la obra, uno se pregunta cómo se realizó todo lo que vimos en su formato presencial, ya que es notorio que se tomaron decisiones que ponen la pieza teatral más en la línea de un cortometraje.
Debemos decir que ya extrañabamos escribir una reseña de Teatro Mbyky. Las obras siguen disponibles a través de Passline.