La Posdramatica vuelve a escena tras Ahmad Amado, presentando una nueva propuesta de Biodrama bajo la dirección de David Amado Cañete y un joven elenco que nos transporta a una época sobre la que muchos de la nueva generación no conocemos.
Un estudiante de teatro experimental desea reconstruir en escena la vida de Cástulo Vera Báez, un joven paraguayo que desapareció durante la dictadura stronista. Estudiante de teatro (como será referido durante toda la pieza) invita a sus compañeros de teatro a ayudarlo, llena de preguntas a su madre y discute con su padre sobre regímenes totalitarios en un restaurante.
El Biodrama da un marco de trabajo sumamente interesante y detallista, particularmente en este caso, el hecho dramático relata no solamente relata la vida de una persona bajo un estilo documental, sino también la de aquellas personas que fueron tocadas por esta historia desde que el proyecto inició, durante el trabajo de investigación, proceso de creación y hasta promoción de la puesta. La construcción parte del «No sabemos cómo hacer esta obra» un dilema que no tiene respuesta en sí dentro de la puesta y donde se destaca el mismo proceso de descubrimiento hasta llegar un resultado.
Esta obra busca contar la historia de un desaparecido pero también, tal como dice su nombre, la manera en la que el mismo es un eslabón en la cadena de uno de los varios hechos acontecidos durante la dictadura, mostrando que hasta el día de hoy esa sombra sigue presente, brindando un mensaje que no puede dejar de tocarnos de forma personal.
“Si yo hubiese vivido en la dictadura, hubiese estado en contra y hubiese querido luchar por mis derechos”
El elenco lo conforman jóvenes actores que destacan, interpretando diferentes personajes estudiados a partir de una investigación y reconstrucción de hechos con personas reales, audios y relatos varios, además de recursos visuales tales como el diseño de luces, sonidos de ambiente y a las escenas acompañadas por proyecciones, dibujos en tizas, pinceles, etc., que permiten contar la historia llena de hechos importantes de manera dinámica y visual logrando impacto en el espectador.
El dinamismo y juego entre el elenco nos transporta dentro y fuera de sus roles de estudiantes investigadores y los personajes, con transiciones que van desde un toque cómico hasta dramático, incluso resaltamos que durante el estreno se dió aparentemente una falla técnica que finalmente pasó desapercibida porque se asumió como parte del estilo de la obra misma, en la que se siente que estamos casi permanentemente en un laboratorio, y de hecho es así. Cada personaje tiene su toque especial, normalmente acostumbramos a detenernos en individualidades pero en esta oportunidad el colectivo funciona de manera cohesiva y complementaria a toda escena que se llevaba a cabo, permitiendo que puedas empatizar y conectarte con cada uno de ellos.
La obra tal como se menciona en la puesta es acerca del presente, sobre interpelarnos acerca de lo que estamos haciendo realmente en cuanto a la reparación y a la memoria, es una crítica social sobre cuánto nos cuesta realmente como nación intentar esconderla o ignorarla, además de la forma en la que nuestra idiosincrasia sienta base en este periodo que intentamos ventilar y dar a conocer para que no se reivindique ni repita.
La puesta se presenta los días martes en la Sala García Lorca de la Manzana de la Rivera hasta el mes de julio, con entradas anticipadas a Gs. 35.000 y en puerta Gs. 50.000 las cuales se pueden reservar al teléfono (0994) 967 807
